Hay mucho por hacer, bastante más por solucionar. Pero una cosa es clara: cada día que pasa cientos de ciudadanos se decepcionan del manejo de las políticas usadas hasta hoy para combatir la delincuencia y no es porque sean malas sino porque están obsoletas en una realidad delincuencial, que es como una gotera infinita; nos golpea, golpea, golpea…

Por Danisa Astudillo Peiretti.
Diputada de la Republica 2022-2026

Antes cuando se hablaba de delincuencia pensábamos en robos, carterazos, asaltos y otros que eran comunes del delincuente habitual en nuestro país. Hoy estamos naturalizando el secuestro, asesinato por encargo, narcotráfico, portonazos, motorrobos (motochorros), trata de personas, crimen organizado, entre otros delitos que llenan las paginas rojas de los medios de comunicación. Estamos en un momento histórico donde todos los índices desde los económicos hasta los de delitos de connotación social están en rojo. Entre enero y mayo de este 2022 hay ocurrido 268 homicidios; en el mismo periodo de 2021 eran 205.

En nuestra región el propio fiscal regional Raúl Arancibia, enumera tal como una receta para crear delitos violentos, como los homicidios (183%), el tráfico de drogas (42%), tráfico de migrantes (501%), porte de arma cortante (124%) y los robos con violencia e intimidación (18%) han superado los cálculos más pesimistas del orden social. Si bien es cierto, la Región de Tarapacá no tiene tantos habitantes como Santiago u otras regiones del centro del país, también somos chilenos y estamos especialmente afectados por la inmigración ilegal, las bandas delictuales como el “Tren de Aragua” o el cartel del golfo y por cierto, por la variedad de delitos que han aflorado en el último tiempo.

Desde esa perspectiva me pregunto ¿dónde está el Estado? Con Sebastián Piñera se dijo que se le iba terminar la fiesta a los delincuentes, pero esta fiesta empeoró y se acentuaron los nuevos modus operandi de esta delincuencia proactiva que siente que puede transgredir y no ser sancionada. Al parecer tenemos un Estado observante que tiene los diagnósticos pero no las soluciones. No podemos esperar a convertirnos en barriadas colombianas o brasileñas donde el Estado no puede entrar y vastos sectores son controlados por los narcotraficantes y el crimen organizado.

En Iquique las cifras están desbordadas y los crímenes suceden a plena luz de día y frente a toda la sociedad. Pero también pasa en Arica, donde recientemente se desarticuló un brazo armado de la temida organización el «Tren de Aragua». Ocurre también en la Región Metropolitana, Antofagasta, Atacama; pasa también, como no, en La Araucanía, que es un caso distinto, pero donde también hay nexos de la delincuencia con el narcotráfico. O sea, estamos en una espiral de violencia y temor que debe terminar; donde los organismos policiales, de inteligencia, sociales, económicos incluso religiosos deben concentrar sus esfuerzos para avanzar en una solución global al flagelo de la delincuencia.

Sin embargo, también debemos cuidar nuestras instituciones. En ese sentido, profundizar la Ley de Transparencia, la Probidad y Control Financiero en las Policías. Reforzar la especialización preferente de las funciones policiales tanto preventivas como investigativas. También es necesario reformar la estructura de selección, formación y capacitación de Carrera policial de Carabineros y PDI.

No queremos Estados de Excepción Constitucional por cada zona donde existe un blanco abierto por donde crece y se desarrolla la delincuencia. Queremos que las instituciones funcionen, un cliché de moda, pero donde realmente los ciudadanos seamos respetados y salvaguardados por el Estado, que se debe hacer presente con sus instituciones para frenar la delincuencia y que no se nos vaya de las manos o lleguemos al punto sin retorno tal como ha sucedido en otro países. No necesariamente debemos crear un Estado policial, porque tampoco hay funcionarios de formación. Hace años postulaban más de 15 mil personas a Carabineros de Chile por año, hoy no alcanzan las 500 postulaciones. Esto al parecer sucede, entre otros factores, porque se ha denigrado la labor que cumplen y entre la juventud hay una mirada crítica a esta institución.

Más soluciones y menos diagnóstico. Las aduanas portuarias, aeropuertos, hitos fronterizos, deben ser fortalecidos con tecnología de punta para detectar narcotráfico, trata de personas, inmigración ilegal, etc. Pues son nuestras puertas de entrada y frente a nuestras narices están pasando toda clase de contrabandos sin que exista un control efectivo.

Enfocarnos también en el control de las bandas criminales que actúan desde las cárceles de nuestro país es otro punto a incluir entre las soluciones. Crear regímenes diferenciados de reclusión, dividiendo y trasladando a reos peligrosos que integran bandas al interior de las cárceles de nuestro país. Intensificar la vigilancia electrónica, cambiar el arraigo a los privados de libertad para poder segmentar y ocupar las cerca de 2000 plazas o cupos carcelarios que existen en regiones. Incluir además, a gendarmería en el análisis y búsqueda de soluciones puesto que desde las cárceles, esto es sabido por todos, se maneja la calle.

Hay mucho por hacer, bastante más por solucionar. Pero una cosa es clara: cada día que pasa cientos de ciudadanos se decepcionan del manejo de las políticas usadas hasta hoy para combatir la delincuencia y no es porque sean malas sino porque están obsoletas en una realidad delincuencial, que es como una gotera infinita; nos golpea, golpea, golpea…

Fuente: EL MOSTRADOR
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Danisa Astudillo Peiretti
Ingeniera comercial, feminista y política del Partido Socialista de Chile. Diputada por el 2° Distrito, Región de Tarapacá, periodo 2022-2026. Secretaria Regional Ministerial de Planificación y Coordinación, Región de Tarapacá, desde el 3 de octubre de 2007 al 5 de marzo de 2012. Concejala de la Municipalidad de Iquique, desde el 2012 a 2014. Directora Regional del Fondo de Solidaridad e Inversión Social, FOSIS (2014-2017).