AVALAR PROPUESTAS QUE AFECTEN LA INDEPENDENCIA DEL PODER JUDICIAL, U OTRAS QUE INSTEN A LAS PERSONAS A LA AUTODEFENSA, ENSALZANDO RELATOS QUE PROMUEVEN UNA VISIÓN DE «JUSTICIA EN SUS PROPIAS MANOS» DE LAS PERSONAS, O PROPUESTAS QUE AVALEN LA PENA DE MUERTE, NO SOLO REPRESENTAN RETROCESOS RELEVANTES RESPECTO DE LO QUE HEMOS CONSTRUIDO COMO SOCIEDAD, SINO QUE HABLAN DE UN POPULISMO VORAZ Y SIN LIMITES DE UN PARTIDO FRACTURADO Y SIN FONDO IDEOLÓGICO COHERENTE.
Por Iván Silva R.
El Partido de la Gente -o PDG, por sus siglas- es un partido político nuevo. Conformado de cara a las elecciones parlamentarias y presidenciales de 2021, funcionó como la plataforma para que Franco Parisi, pudiera ser candidato a la Presidencia de la República, y que además, compitieran por escaños en el Congreso Nacional. La lógica de la campaña presidencial de Parisi y sus candidatos era clara: aprovechar el desprestigio de la política tradicional, el malestar con los partidos que gobernaron los últimos 30 años, en un escenario donde podían surgir dudas para la ciudadanía respecto a la alianza del Frente Amplio con el Partido Comunista. Junto a ello, se sumaba también el interés que provocó la elección de los Convencionales Constituyentes, donde las listas de candidatos independientes arrasaron en la elección como la “Lista del Pueblo”, la cual se mostró siempre como anti-partidista tradicional y alejado de las lógicas de izquierda o derecha.
Esta postura ideológica abogaba más hacia un “centro político apartidista”. Decían entonces, que venían a representar a la persona común, a quien nunca había participado de la política, pero que le interesaba el futuro del país. Venían a representar al ciudadano decepcionado, el cual al ver cómo la izquierda y la derecha se peleaban y repartían el poder, sin ser capaces de ofrecer cambios claros y beneficiosos para la gente. El PDG define en sus propuestas de principios que «El Partido de la Gente es una organización política que nace como una propuesta ciudadana. Adoptando una postura de centro y transversal». En esa misma línea, se ha autodenominado como un «Partido Nacional Ciudadano, independiente, regional, transversal, sin ideologías políticas y autofinanciado» (BCN, 2022)
Hoy el Partido de la Gente tiene seis representantes en la Cámara de Diputados. Estas cifras lo ponen cerca de partidos como la Democracia Cristiana, el PPD o Revolución Democrática, y por sobre partidos reconocidos, como Evópoli, el Partido Liberal, el Partido Radical o el FRVS. Además, cuenta con 22 consejeros regionales. El Partido de la Gente apoyó a José Antonio Kast, luego de una consulta interna en la que participaron el 54,89% de los militantes inscritos y donde JAK obtuvo el 61,41% de las preferencias. Los actuales representantes en la Cámara de Diputadas y Diputados del PDG son Yovana Ahumada Palma por la Región de Antofagasta, Víctor Pino Fuentes por la región de Coquimbo, Gaspar Rivas (ex RN) por el Valle de Aconcagua, Rubén Oyarzo Figueroa por el 8° Distrito de la Región Metropolitana, Roberto Arroyo Muñoz por el 20° Distrito de la Región de Bio Bio, y Karen Medina Vásquez por el 21° Distrito de la misma Región de Bio Bio.
Algunas de las propuestas que han emanado del PDG: pena de muerte y postura pro armas, destacan en su agenda «de centro a-político»
Llamativo es entonces que las propuestas sobre la restitución de la pena de muerte, el derecho constitucional a la tenencia de armas y la destitución ciudadana de jueces sean propuestas que hayan surgido de representantes de esta tienda. Para ser justos no todos estos proyectos de ley han sido firmados por todos los representantes del PDG, pero sí son de autoría de alguno de ellos, lo que es expresivo de una división interna que puede dar que hablar en el futuro. Sin embargo, se entiende que es el discurso oficial del partido, ya que en las redes sociales del Partido se presentan estas propuestas al alero de su fanpage y páginas oficiales.
¿Pero qué representan estás propuestas de ley? En un primer término, el populismo en su sentido más amplio; es decir, representan ideas que no son medidas en un sentido técnico, filosófico, académico o ideológico; sino que intentan tocar una fibra sensible del electorado. Son agendas que buscan generar impacto, abordando la emocionalidad del público. Sus voceros expresan respuestas sencillas a problemas complejos, ofreciendo la ilusión de la inmediatez ante que el desarrollo; la imagen antes que el contenido. En este sentido, el populismo tiene distintas vertientes. En los proyectos mencionados nos vamos a referir a uno en particular: “el populismo penal”. Esta vertiente del populismo es una vieja receta que puede ser atractiva en un primer momento para resolver problemas, pero en el fondo es la perpetuación de los problemas que las producen (no aborda los problemas públicos desde su complejidad ni ofrece una reflexión de fondo de los mismos), encontrando y atacando a los culpables pero no las causas. De esta forma, se expresa como una formula utilitarista, corroyendo el sistema protección de los derechos humanos.
La protección de los derechos humanos es un pilar fundamental de la democracia. Una república democrática debe tener separación de poderes, y y el ejercicio del rol judicial debe ser cuidado dentro de los delicados equilibrios institucionales. Los principios fundamentales, dentro de los cuales encontramos los principios de igualdad, dignidad, libertad y debido proceso constitucionales no son un capricho ideológico, sino que surgen como avances significativos de nuestra democracia liberal y de derechos. Por lo tanto, avalar propuestas que afecten la independencia del poder judicial, u otras que insten a las personas a la autodefensa, ensalzando relatos que promueven una visión de «justicia en sus propias manos» de las personas, o propuestas que avalen la pena de muerte, no solo representan retrocesos relevantes respecto de lo que hemos construido como sociedad, sino que hablan de un populismo voraz y sin limites de un partido fracturado y sin fondo ideológico coherente. Tanto es así, que el Diputado por el PDG Gaspar Rivas llegó a declarar en punto de prensa en la presentación del proyecto sobre pena de muerte que “las lacras delincuentes deben recibir 12 balas en el pecho de espaldas a un paredón”. En el populismo no hay límite con el lenguaje, se utiliza la barbarie para la emocionalidad. Recientemente, el mismo Gaspar Rivas volvió a revivir dicho relato, autodenominándose como sheriff, proponiendo a Nayib Bukele (Presidente de la República de El Salvador y acusado de violaciones masivas a los derechos humanos) como un referente.
Los momentos electorales cambian, las percepciones ciudadanas también. Si ayer la ciudadanía no quería a los partidos tradicionales, tal vez mañana lo hagan. Lo importante es que los partidos políticos actúen en consecuencia y no sirvan solo de plataforma para intereses personales de algunos políticos, que se supieron ubicar en el partido A o B solo por el momento histórico. No vaya a terminar siendo que el partido «que no era ni de izquierda ni de derecha», pase de ser una plataforma que reclamaba de la política tradicional a una que termine dando espacio a esos viejos anhelos de populismo. Viejos anhelos que paradójicamente no tenían espacio en los partidos tradicionales.
Iván Silva Roco. Cientista Político de la Universidad Diego Portales. Master en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Chile, especializado en comunicación estratégica y política.