Por Iván Silva Roco
El día 4 de septiembre de 2022, Chile fue testigo de uno de sus hitos democráticos más grandes de su historia. Más de 13 millones de personas, asistieron a los distintos locales de votación para dejar su voto sobre una de las dos opciones: Aprobar o Rechazar la propuesta de la Convención Constitucional.
El resultado fue categórico, el 61,86% de los ciudadanos se inclinó sobre la opción Rechazo frente a un 38,14% de la opción Apruebo. Aún cuando las encuestas daban como ganador a esta opción, la magnitud del triunfo ha remecido a los partidarios del Apruebo, nunca la diferencia se esperó fuera tan grande.
Entender las razones de un triunfo, debe ser materia de análisis acabado, de investigaciones sociológicas, políticas, electorales y económicas. Pero también, necesita de puntos de partida para entender porque la ciudadanía se inclina para continuar un proceso, el cual ya lleva dos años, y al menos, se extenderá por año y medio más.
Cuatro puntos de partida para un análisis:
1.- La forma es tan importante como el fondo. El desempeño de los ex convencionales, fue materia de análisis y de discusión de la ciudadanía por meses. Está demás decir a estas alturas, cuáles fueron los puntos de polémicas y escándalos sucedidos. Lo importante, es entender que el contenido de la propuesta, nunca se pudo separar de la forma en cómo se construyó esta, el comportamiento, el debate y las formas quedaron en el inconsciente de la ciudadanía. La intransigencia de algunos grupos, sólo con vocación de minorías le pasaron la cuenta a la Convención. Además, fue extremadamente notorio como muchos convencionales dejaron de aparecer en la vida pública luego de entregada la propuesta, señales inequívocas que algo incomodaba desde dentro.
2.- A la ciudadanía simplemente había cosas que no gustaban del nuevo texto. Tema recurrente de la campaña, fue la discusión sobre la desinformación del cual se basaron puntos de debate. Se llevó a cabo una política desde el gobierno central, de información en contra de las noticias falsas y se distribuyó el texto de la mejor forma posible. La campaña en contra de la desinformación fue entonces un éxito. Desde la campaña del Apruebo, se logró posicionar un clima de que si “conocías la verdad la apruebas”. En este sentido, se tomó poco en consideración que realmente la ciudadanía podía discernir en puntos claves de la propuesta, que era totalmente válido no gustar posturas o visiones del nuevo texto. Más aún, si consideramos lo árido y complejo que puede llegar a ser un texto constitucional. En política hay que ceder, reconocer al otro y entender que puedo pensar distinto a uno.
3.- El rol del gobierno, la relación entre desempeño y castigo. Una apuesta, es así como se puede catalogar la postura del gobierno frente al plebiscito constitucional de salida. Los dichos del Ministro Jackson como de demás personeros sobre si es que no se aprobaba la nueva constitución no se podría aplicar el programa fueron claves. En el caso que un ciudadano no estuviera de acuerdo en cómo se lleva hoy la administración de gobierno, aparece como una posibilidad real el rechazar la nueva propuesta como un castigo a la administración. La gran cantidad de elecciones en los últimos años, han brindado la posibilidad de que la ciudadanía exprese sus emociones y sentir con respecto a su realidad, más allá de lo que se vota. Lamentable entonces para la opción apruebo, ha resultado hipotecar por el desempeño del gobierno de turno la posibilidad de instaurar una nueva constitución.
4.- La ciudadanía tiene confianza en seguir perfeccionando el proceso. Un hecho relevante de que el “Rechazo para reformar” haya finalmente triunfado, es que la ciudadanía como nunca en su historia ha participado de forma activa en el desarrollo democrático del país. “Aprobar para reformar” supuso que los cambios se producirían dentro del Congreso Nacional o a través del Poder Ejecutivo, lo que causaba cierta suspicacia. En este sentido, “Rechazar para reformar” significa extender el proceso, volver a empezar desde un comienzo, nueva elección de convención y vuelta a la partición ciudadana del mismo. La transparencia, la eficiencia y la confianza en la institucionalidad del SERVEL o del rol de los funcionarios públicos que llevaron adelante la Convención, señalan que los ciudadanos creen en una nueva posibilidad de volver a trabajar en un nuevo texto.
Los puntos anteriores sólo deben servir como reflexiones de un proceso multidimensional y complejo. Los análisis deben ser complementados desde distintas áreas y posiciones. Lo relevante aquí, es que nada todavía está escrito. Tenemos nuestro primer ensayo constitucional del siglo XXI, este con sus defectos y virtudes, se ha convertido en la base de una nueva participación democrática permanente de un nuevo Chile que está naciendo.
Iván Silva Roco. Cientista Político de la Universidad Diego Portales. Master en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de Santiago de Chile, especializado en comunicación estratégica y política.